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Todos estos hombres, en su mayoría obreros, y entre ellos varios tipógrafos, eran todos republicanos. Ellos fueron los que prácticamente darían origen a la Federación Obrera Regional Española, gloriosa antecesora de la CNT. No se fundó hasta 1888, reuniendo bajo este nombre a las sociedades obreras que funcionaban al margen de la Federación Regional desde 1871, es decir, después del viaje de Lafargue, enviado por Karl Marx. Lorenzo fue, desde el principio, el más celoso depositario de los planes de Bakunin en España. Esta actividad corresponde por otra parte perfectamente a su carácter y a su concepción de la lucha.
La Sección, constituida en Madrid por 21 hombres entusiastas y devotos, creció y se extendió por toda España. En Barcelona, los objetivos de la Internacional encontraron un magnífico hogar: el grupo de tipógrafos rodeados por Farga Pellicer, en la «Academia», la famosa imprenta. Además, en Cataluña, una fuerte organización profesional, el gran «Sindicato de la Manufactura» se unió a la Federación Regional en 1871. A partir de este momento, las sociedades de resistencia adquirieron un carácter combativo que no habían tenido en el pasado. De simples mutualidades pasaron a ser organizaciones de lucha contra el capitalismo y el Estado.
Pronto la burguesía y el gobierno se dieron cuenta de la evolución que se había producido en la clase obrera española. Comenzó la persecución contra los «internacionalistas». Este nombre se dio durante mucho tiempo a los afiliados de la Federación Regional Obrera Española – Regional porque, en el concierto universal de Federaciones que constituía la Internacional, España no era más que una «región» más. Sin embargo, una parte del proletariado quedó al margen de esta organización y permaneció agrupada en viejas sociedades que, como «Las Très Claies de Vapor» de Cataluña, no eran más que sociedades de ayuda mutua en caso de enfermedad, paro, etc.
Pero la Sección se creó en un momento propicio. Las jornadas de 1868 ofrecían todas las posibilidades. La revolución popular se vio coronada por la proclamación de la Primera República. Las masas asalariadas, juguetes de la política y de los políticos hasta entonces, dejándose arrastrar a motines y guerras civiles por uno u otro bando, empezaron a buscar soluciones a los problemas que les preocupaban. La explotación capitalista, la injusticia social, la desigualdad económica, que ningún partido político se plantea ni busca solución, aparecen por fin a los ojos de muchos. En este rico suelo, la semilla internacionalista no puede sino crecer vigorosamente.
El principal artífice de la labor de la Internacional entre la clase obrera española fue, como ya hemos mencionado, A. Lorenzo. En 1870 fundó el periódico Solidaridad, hoja en la que, por primera vez, se expusieron en España las ideas anarquistas. Este periódico tuvo mucho éxito e influyó considerablemente en la formación de la conciencia obrera. Lorenzo fue también responsable de la organización del primer Congreso de Sociedades Obreras pertenecientes a la Sección Española de la Internacional. Con este Congreso se constituyó oficialmente la Federación Obrera Regional Española.
El Congreso se celebró en Barcelona el 29 de junio de 1870 y Lorenzo asistió como delegado de la Sección de Madrid. Tenía entonces 29 años. Estaba en plena madurez, y poseía esa perseverancia en el trabajo, esa tenacidad en la acción, que han sido siempre los rasgos distintivos de todos los organizadores. En este Congreso presentó un Memorándum que le consagró como una de las figuras más importantes del movimiento obrero. Junto con Farga Pellicer y Tomás González Morago, formó parte de la trilogía de precursores del actual movimiento obrero español.
Este cómic fue extraído de Espoir, el periódico de la CNT-AIT de Toulouse en 1962. Ha sido reeditado en forma de cuadernillo publicado en 2006 por Perspective libertaire CNT-AIT, y próximamente está prevista una nueva edición enriquecida.