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Y continúa: «Nadie discutía. Los delegados se separaban, se daban la mano convulsivamente y se decían: ¡Hola! Lunes, ¡el general! Una semana de embriaguez, de santa cólera, pues la cólera de las masas está justificada por cien siglos de miseria, opresión y sufrimiento. Se calumnió a las multitudes barcelonesas de 1909, como más tarde se calumnió a los revolucionarios asturianos de 1934 y a todo el pueblo español de 1936-39. Se quemaron conventos, es cierto, pero se respetó a las monjas y se invitó cortésmente a los monjes a abandonar sus casas.
Pronto llegó el terrible despertar. Otra carta de Lorenzo a Tarrida da la medida de ello. Dice: Apelo a vuestra sabiduría y bondad; escribo como lo haría un hombre afligido a su hermano bueno y cariñoso, a un hombre sabio y enérgico, pidiéndole ayuda. Lo que ocurrió en Barcelona durante la semana revolucionaria fue admirable; el pueblo se mostró noble y humano; lo que está ocurriendo ahora no puedo describirlo. Nada se sabe; todo es un misterio; todo puede volverse sangriento. Las cárceles están llenas. Montjuich – otra vez Montjuich – también. Trabaja para las víctimas. ¡Toma la pluma de los inquisidores de Montjuich!
La policía lo detiene. Ferrer, al enterarse de su detención, decide ir a Masnou, a Mas Germinal, con la esperanza de que allí no le molesten. Pero la infame denuncia de un lerrouxista -un partidario de Lerroux- da a la policía información suficiente para que sea detenido. Comienzan las deportaciones. También son fusilados. Lorenzo, viejo y enfermo de disnea, es deportado primero a Alcañiz, luego a Teruel, con Soledad Villafranca, compañera de Ferrer, que había dejado amistosamente a Leopoldine Bonnard.
El proceso contra Ferrer, que era el proceso contra la Escuela Moderna, fue un golpe mortal para Lorenzo. Todavía está en Teruel cuando fusilan a Ferrer. Ferrer, al hacer a Lorenzo Portet su heredero y albacea testamentario en lugar de Anselmo, que sin duda hubiera sido una elección mucho mejor, le causó sin duda un gran dolor. De hecho, Portet dejó en manos de Lorenzo toda la dirección de la Escuela Moderna, cuya importancia y actividad se habían visto muy mermadas por la muerte de Ferrer, que era su impulsor.
A pesar de todo, el asesinato de Ferrer fue el mayor error político de Maura. El mundo entero se levantó contra el gobierno español, exaltando la figura de Ferrer y convirtiéndolo en mártir de la libertad de enseñanza. Por otro lado, en la propia España, las conciencias más ilustradas se conmueven y se sienten atraídas por las ideas pedagógicas y sociales que supuestamente se condenaban eliminando a Ferrer. Todo esto hace más por el anarquismo y las ideas libertarias que 50 años de lucha y organización de masas.
La familia de Lorenzo se une al patriarca en el exilio. Su hija Flora está constantemente a su lado. Paca, como su hija, no le abandona ni un momento. La compañera de Lorenzo es el símbolo de ese valor moral, de ese heroísmo silencioso de tantos compañeros de militancia que nadie conoce, pero que han hecho posible, con su profunda entrega, la vida y la batalla diaria de los luchadores por el progreso de la humanidad. La figura de Paca no puede disociarse de la de Lorenzo: ambas se complementan.
Este cómic fue extraído de Espoir, el periódico de la CNT-AIT de Toulouse en 1962. Ha sido reeditado en forma de cuadernillo publicado en 2006 por Perspective libertaire CNT-AIT, y próximamente está prevista una nueva edición enriquecida.