Portada del sitio > International > [es] Español > La vida de Anselmo Lorenzo en cómic [10] (1962)

La vida de Anselmo Lorenzo en cómic [10] (1962)

Jueves 13 de abril de 2023

Todas las versiones de este artículo: [Español] [français]

Como hemos dicho, Laurent Portet mantuvo a Lorenzo en su puesto. Podría decirse que la Escuela Moderna sobrevivió mientras Lorenzo tuvo fuerzas suficientes para estar constantemente a mano. Pero Lorenzo, viejo y enfermo, lleva una vida sobrehumana. Además de su trabajo al frente de la Escuela Moderna, nunca dejó de trabajar por lo que había sido su sueño de toda la vida: la creación de una gran central sindical nacional. La idea ya estaba madura. En el Congreso de Barcelona de 1910 nació la CNT. Lorenzo era el motor, el alma y el cerebro. Todos los hombres que animan la organización habían sido sus alumnos y se habían nutrido de sus enseñanzas.
A pesar de la satisfacción moral que Lorenzo encontró en la feliz realización del sueño de su vida, sus últimos años fueron tristes. La enfermedad era cada día más dolorosa. Se asfixiaba. Vivía en la calle Casanovas -donde murió, al igual que su compañera-, en un piso de la cuarta planta, sin ascensor. Subir y bajar las escaleras se convirtió en un calvario para Lorenzo. En cada rellano, se ve obligado a sentarse: su familia incluso coloca taburetes. Sale lo menos posible. Todos los días le visitan muchos amigos, que le informan de todas las novedades relativas al Movimiento.

Todo esto no basta para alejar la sombra de la muerte de los pensamientos del anciano. En una carta a Fernando Tarrida, su amigo de toda la vida, escribía: «Cada día me siento más cansado; no puedo dormir; me levanto por la noche y me pongo a leer o a escribir, si mi respiración entrecortada me lo permite. A veces estoy al borde de la asfixia… Y los días pasan. Esta carta está fechada el 26 de diciembre de 1910. Durante el día, las visitas de amigos le hacen compañía y le hacen olvidar sus sufrimientos.
El hogar es sostenido por sus hijas, excelentes costureras. La mayor, Marina, se casó, pero pronto perdió a su marido; le quedaron dos hijos, Anselmo y Roberto. Las dos hijas menores, Mariana y Flora, permanecen solteras, absortas en su trabajo diario y en el deseo de dedicarse por entero a mantener a sus ancianos padres. Las tres hermanas, muy unidas, crían a los dos niños y mantienen a los dos ancianos, cuidando del padre lo mejor que pueden.

Estalló la Primera Guerra Mundial. El movimiento libertario se divide profundamente en dos tendencias: la de Kropotkin, partidario de ayudar a la causa de los aliados; y la de Malatesta, pacifista y contrario a todas las guerras, por considerar que en ésta, como en cualquier otra, sólo están en juego los intereses capitalistas. Lorenzo sufrió mucho con esta división, porque tenía amigos en ambos grupos. Apoyando la posición de Kropotkin, están Malato, Mella, Grave, Tarrida, Urales. Del lado de Malatesta, la parte más joven del movimiento. Lorenzo permanece al margen de la agria polémica, que llega a romper una amistad tan profunda como la que unía a Malatesta y Kropotkin.
Lorenzo se siente morir. El 2 de septiembre de 1914 escribe de nuevo a Tarrida, haciéndole partícipe de su angustia ante la muerte. Le dice: Ayúdame, mi querido hermano, porque tengo muchas cosas que hacer y muy poca vida que vivir…. Junto con el viejo camarada Boix, también superviviente del proceso de Montjuich, y el joven Negro -que fue uno de los primeros secretarios de la CNT-, emprende la publicación de una revista obrera. Cuando su falta de aliento se lo permitía, Lorenzo escribía, corregía pruebas y se afanaba en la propaganda emancipadora, como le gustaba decir. Pero el 30 de noviembre de 1914 -tres meses después de la declaración de guerra- un ataque más grave se lo llevó. Todo el pueblo de Barcelona acudió a su entierro.

Lenin descansará en medio de la Plaza Roja. La humilde tumba de Lorenzo se perderá en el olvido. Sin embargo, fue un creador poderoso. Su ejemplo, su magisterio, su labor como organizador y escritor, crearon y desarrollaron la Confederación Nacional del Trabajo que, el 19 de julio de 1936, iba a presentar al mundo el ejemplo de una revolución social -la primera- de tendencia libertaria y que, a través de sus logros económicos, iba a demostrar que la emancipación de los trabajadores podía y debía ser obra de los propios trabajadores. Las ideas sembradas por Lorenzo durante 50 años de lucha y sacrificio habían dado sus frutos.

 

Este cómic fue extraído de Espoir, el periódico de la CNT-AIT de Toulouse en 1962. Ha sido reeditado en forma de cuadernillo publicado en 2006 por Perspective libertaire CNT-AIT, y próximamente está prevista una nueva edición enriquecida.

Ver en línea : libertamen.wordpress.com